Bueno, no es un aldabón, es un tirador de una mesilla que nos encontramos en la calle, las manos de una artista la dieron realce y ahora luce en nuestro salón.
Me acerqué a una mano de galgueros, y quedé prendado del caballito manchado, imaginándomelo veloz como los galgos en pos de la liebre. Menos mal que no saltó ninguna, me fui con la ilusión intacta.
Ha ocurrido en un bosque de Valdemaluque, pueblo cercano a El Burgo de Osma, un viejo árbol no ha podido más, a su alrededor, una multitud curiosa no pierde detalle.